Palau Sant Jordi, Barcelona, 4:30 p.m. La gente empieza a correr. Busco con la mirada a Maialen y la veo correr en mi dirección. Grito su nombre y cuando está a mi altura, cojo mi bolso y junto a ella corro hacia la gente que está empujándose entre sí para entrar lo antes posible al recinto. Pero aún falta media hora para que habran las puertas. Con nosotras están Maria y Eli, y las cuatro nos morimos de ganas por entrar dentro y coger un buen sitio en el foso. Me siento agobiada y apretada, los de atrás empujan y hacen que los de seguridad se enfaden mucho. Veo a mi madre y le entrego mi bolso. Ella está preocupada por si me pasa algo, pero yo la tranquilizo diciéndole que estoy bien y que tendré cuidado al estar dentro.
Pasa el tiempo y al final las puertas se abren y se desata el caos. La gente empieza a correr. Le enseño a uno de seguridad mi entrada y me deja pasar. Dentro, empiezo a bajar las escaleras con cuidado de no caerme. Y tras un momento de agobio, llego al foso. Con mucha suerte, he pillado sitio en tercera fila. Estoy nerviosa, me muero de ganas por que el concierto empiece.
Las dos horas de espera dentro del recinto pasan y las luces se apagan. Grito, es lo único que puedo hacer. La cortina negra que no nos permitía ver el escenario se desprende y aparece una gran bola metálica. Grito aún más fuerte. La bola se abre, empiezan a sonar las primeras notas de la canción
Noise y, entonces, aparecen ellos. Me quedo petrificada. No me lo creo. Tanto tiempo viéndolos a través de una pantalla y de repente están ahí, delante mío.
Las dos horas de concierto pasan fugaces. Los he tenido más cerca de lo que me podía imaginar y soy feliz, muy feliz. Las luces se encienden y busco a mis amigas. Encuentro a Maria y Laia. Entonces llega Maialen y la abrazo. Y de repente, las lágrimas empiezan a salir violentamente de mis ojos. Eli se une también a nosotras y nos ponemos a llorar las dos.
Salimos al exterior y buscamos a nuestros padres. Mi padre me abraza al verme llorar y Eli me llama para sacarnos una fotos juntas. También veo a Pat llorando y la abrazo. Vemos a Itsaso y le contamos lo alucinante que ha sido el concierto desde el foso mientras lloramos, por mi parte por lo menos.
Los padres anuncian que nos tenemos que ir, ya que el último bus que pasa por el Palau está a punto de llegar.
Y así, terminó el mejor fin de semana de mi vida.
Parece una historia por la forma que he contado los momentos previos y posteriores al concierto, pero fue real y no se me olvidará facilmente.
La verdad es que me he dejado cosas sin contar, por ejemplo lo que sentí. Lo siento, pero no hay palabras para describirlo. Aquellas personas que estuvieron conmigo allí lo sabrán perfectamente y los que han ido a algún concierto de sus ídolos también. Todos sentimos esa emoción dentro de nosotros, pero desde luego nadie sintió lo que yo sentí verdaderamente en mi interior, absolutamente nadie.
Gracias a todas esas personas que pasaron el fin de semana conmigo. No sabeis la ilusión que me hizo veros. Enserio, muchas gracias.
Y obviamente, muchísimas gracias a ellos♥, por hacer que ese 5 de Abril de 2010 no se me olvide nunca y por hacerme sonreír como una idiota durante horas.
Thank you so much guys.
Porque hay sueños que SÍ se hacen realidad.